Conoce el Midnight Runners: La solución al acoso sexual y la seguridad después del anochecer en las calles de Bogotá

Son las 7 de la tarde del Jueves y estoy de pie afuera de un bar en el barrio de Bogotá se llama El Chico. Aparte del hecho que agarro, muy obviamente, mi móvil con los dos manos con algún grado de la ansiedad, y también que a mírame se diría que parezco notablemente “gringa”, la otra cosa que es más probable para atraer la atención no deseada es lo que también estoy vestido en un par de leggings de lycra, y los tenis. 


Un par de mujeres bien vestidas me pasan e interrumpen su conversación para comentar, a través de las risas, sobre la ridiculez de “correr con cerveza”. La señal iluminada detrás de mí ofrece poca indemnización ante su discernimiento bien intencionado. 


La música del bar se filtra hasta la calle y me doy la vuelta para mirar como uno de los camareros pausa sus responsabilidades del trabajo para performar un perreo breve con la bartender. Desde la perspectiva de una fuereña, es probable que yo estaría de acuerdo con las dos mujeres. De verdad, la escena completa sí parece al menos un poco extraña. O al menos, tal vez lo parecería. 


Excepto, no estoy sola. 


Como pasa el tiempo, periódicamente sigo comprobando mi móvil, respaldada por la pared, mientras espero la llegada de mi amiga. Ella está atrapada en uno de los trancones típicos de esta metrópoli que no está tan bien vinculado como está superpoblado.  Como lo hago, otras personas, de vestido parecido, empiezan a congregarse en los grupos alrededor de mi. Ellos gatean bajo de las motos o llegan en grupos de dos o tres en los pies vestidos de zapatos deportivos. Se saludan con abrazos y variaciones de “buenas noches”. 


Todos parecen acostumbrado al protocolo de la tarde, buscando sitios para posarse y relajando en sus círculos sociales como se pone cómodo en un ritmo de correr. Hasta que llegan los bafles. 


Conoce el Midnight Runners, un grupo de running empezado con un grupo de amigos en Londres, y que ahora está dirigido por los voluntarios con varias sucursales en todo el mundo. Para esta noche, estamos en Bogotá. 


Lo combina el ejercicio de HIIT,  un ritmo cargado positivamente, y música que no sería desplazado en un festival rave LatinX del verano. Dado que he estado corriendo con ellos en Colombia, el hogar de artistas como Maluma y J Balvin, la música que retumba de los bafles atados a las espaldas de unos corredores tiende a ser mucho reggaeton - una selección excelente y muy fomentando para una ruta muy rápida por la ciudad por al anochecer. El grupo se reúne casi cada Jueves, en varios bares cerca del Parque 93. 


Alrededor de las 7:30, empezamos el calentamiento. Cualquiera persona relativamente en forma, que lo asiste por la primera vez, estaría perdonado por pensar que este parte, que incorpora las actividades de equilibrio, variaciones de las flexiones de los brazos y de las rodillas dobladas, y actividades diseñado para socializarse que son un choque a la sistema nerviosa, es lo que constituye las movimientos de la noche. De verdad, eso es solo el principio. 


Para seguir es una ruta aproximadamente (redondeada hacia abajo, sin duda) 6 kilómetros, completo con una parada para echar una carrera a lo largo un carril bici, and tres paradas más allá para cualquier cosa desde flexiones utilizando solo uno pierna, retos de la plancha y la navaja, y mas sentadillas, este vez en una formación de una ola mexicana. Todo eso entre otras posibilidades. 


De hecho, lo está descrito en la página web de la organización como ‘un campamento de entrenamiento.’ Si piensas que suena duro, pues, lo es. 


Sin embargo, cuando lo comparas con correr solo aquí, si por la luz del día entre miembros del público que te comen con sus ojos a pesar de parecer que no le das igual al mismo tiempo, o por la noche cuando arriesgarías su seguridad solo para cumplir su cuento de pasos del día, en serio no hay nada mejor del Midnight Runners. 


Hay que admitir que, en teoría, el grupo podría parecer un poco desmoralizante. De contrario, con las gritas consistente de  “DURA! DURA!”, y el sentimiento de una brisa repentina como esprinta pasado un corredor con un bafle para montar una etapa improvisado y les ofrece los cincos para motivar, el Midnight Runners provee un sentido de la éxtasis inducido por las endorfinas que se lucharía encontrar en aun los caminos tranquilas lo más cautivadores por los parques nacionales que rodean Bogotá. 


Y el último toque? Un túnel de corredores sudoroso y sonriendo, te saludan con los elogios para llevarte a través de los últimos pocos metros antes la línea figurativa de meta. 


Con más de cien corredores a las reuniones cada semana, el Midnight Runners es una comunidad muy amable, con mucha energía, que hace posible la posibilidad de explorar por la noche en una ciudad que, de contrario, puede sentir como una amenaza. Especialmente después del anochecer, y en concreto para una mujer. 


Aquí, en Colombia, hay una frase: “No da las papayas”. Literalmente, se puede traducirlo a “don’t give the papayas”. Pero, lo que significa de verdad es, no dar a alguien las oportunidades para aprovecharte. En otras palabras, no parece “asaltable”. 


Desafortunadamente, mientras yo puedo realizar todos de las precauciones necesarias aquí, tal como no salir sola, guardar mis objetos de valor escondido en bolsas o bolsillos, o mejor, dejándolos en la casa totalmente, todavía es obvia de la manera de que hablo, camino, y parezco, que no soy de aquí. No solo parezco como una gringa que está perdida, pero también estoy, y lo que me presento como, una mujer. Entonces soy, a todos los efectos, un blanco facilísimo. 


Por eso, si no puedo defenderme, al menos puedo correr. 


Todo eso para decir, el Midnight Runners no es solo un grupo de correr. Ni es como cualquier otro grupo de correr que he asistido antes, y no solo a causa del número total de los miembros, ni la masa de energía que atraviesa las plaza y los parques, ni la gente que se vierte entre bloque tras bloque de rascacielos y torres de muchas plantas. 


Mejor dicho, el Midnight Runners, que al principiante era un grupo pequeño de algunos chicos que fueron a correr por la noche con un pequeño bafle, se ha convertido en un movimiento global, con varias otras ubicaciones tal como Sídney, Boston, París, Milán, y Tokio. Se promociona, con razón, como ‘el club de correr y la comunidad de fitness más amable’. 


No solo es Midnight Runners un espacio muy de bienvenida, pero también es una excelente manera de unir a los corredores, todos de habilidades diferentes, y motivarlos por hacer divertido el ejercicio. 


Además, Midnight Runners da la oportunidad a la gente, las mujeres en concreto, a correr en un grupo seguro durante la noche. Es que, especialmente en una ciudad como Bogotá, algo así no es solo severamente subestimado, sino también es una cosa imprescindible para el bienestar de los habitantes de la ciudad. 


Además, tal vez la razón que Bogotá parezca tener una comunidad tan fuerte de los clubs de correr, ejercer, y de socializar, sea que, como una ciudad, haya subido fuera de los estereotipos que sea solo un sitio de la corrupción, la violencia, y el conflicto. Por supuesto, se tiene que entender que Bogotá no es un pueblo pequeño en el norte de Inglaterra. Acá no tenemos las mismas libertades de andar sola por la noche, aunque claro eso no viene sin los riesgos en cualquier sitio, pero todavía posiblemente haya posiblemente menos como una extranjera obvia. 


Ciertamente no tiene el mismo entendimiento de la importancia de la simpatía si pasa algo, en vez de eso las personas reaccionan con un ceño fruncido si tienes suerte, pero la mayoría de las veces te miran con una miradita y una ‘te lo dije, tienes cuidarte acá’. Eso da la impresión que sí, eres una extranjera increíblemente ingenua y sin experiencia. Después solo poco tiempo acá, es increíble como rápido se adaptarse. 


Por otro lado, después de solo dos meses acá, puedo decir de verdad que lo que tienen las personas de Bogotá, los rolos como les llaman las personas nacidas acá, es un gran sentido de la resiliencia y la perseverancia. Como un país oprimido imperialmente y económicamente por su vecino Americano, los efectos de eso son evidente en el gran volumen de los centros comerciales, los anuncios, y también por supuesto en la anglización de ciertas frases y palabras. No obstante, el sentido de la identidad Latina pertenece inconfundible. 


Creo que es esa resiliencia que les ayuda formar las comunidades y los amistades a pesar de, o tal vez a causa de, la telón de fonda insidiosa de los eventos como la Bogotazo de 1948, la violencia Narcos encabezaba por el notorio Pablo Escobar durante al finales del siglo veinte, y, más recientemente, el Covid 19. El último en concreto, la pandemia de 2020, fue un estancamiento económico global que tuvo un efecto enorme en Colombia específicamente, un país con un gran sector comercio y servicio integrado en la sociedad que sigue teniendo una de las peores tasas de la desigualdad del mundo.  


Sin embargo, a pesar de todo eso, nunca he conocido a tantas personas tan dispuestas para ayudar, y para extender su amabilidad a alguien que lo necesita, aún una gringa como yo. Como ellos que te ofrecen un aventón a casa, aunque es la primera vez que te han conocido. O las personas que quieren saber, de verdad, “¿cómo has estado en Colombia? ¿Qué tal ha ido Bogotá?” porque les importa que tienes una buena impresión de la vida acá. 


Midnight Runners es sólo una iteración de esa actitud, y de esa buena disposición para vivir a pesar de todo esa historia, y para hacer Bogotá un sitio muy especial, que emociona y excita las personas, que inspira una manera de vida diferente, y que hace señas a las personas para reclamar las calles como sus propias. Seguramente hay muchos más sobre todo la ciudad y del país, y todavía tengo mucho más para descubrir y explorar de Colombia. 


Bogotá, aunque da miedo, también es un lugar fascinante y diverso, que tiene mucho para ofrecer. Seguramente tiene sus problemas, pero también hace todos las ciudades del mundo. Tengo mucha suerte de poder vivir acá y experimentarla durante un año. He aprendido que una de las maneras más efectivas de mejorar la calidad de la vida acá, es para ayudar a crear una nueva imagen de Colombia por vivir en este sitio y seguir negando las suposiciones que sea inhabitable a causa de su tumultuosa historia. Eso hace falta para desvanecer la idea sostenida por el Oeste que Colombia sea una zona de la guerra y de los peligros, y para traer más oportunidades y un impulso económico al país y las vidas de las personas que sufren más, mucho de ellos quien son las personas que realizan las actividades ilegales porque no tengan ningún otra opción. 


Los problemas en Colombia, como cualquiera otra ciudad, no son los inmigrantes, ni los pobres, los desempleados, o los sin techos. El problema es, y siempre ha sido, las sistemas políticos burocráticos existentes que han obligado la gente a vivir en esas condición como resultado directo de la gobernanza incompetente y la corrupción financial. Eso no es el gobierno de Petro Gustavo. 


Espero formar parte de un Bogotá en la cual las personas pueden vagar por las calles, callejear a cualquier hora, donde pueden salir sin las preocupaciones de estar asaltados, robados o atacados, y lo más de todo, en donde todo el mundo tiene bastante para vivir en la comodidad. 


Eso es lo que no solo los colombianos, pero también cada persona en cualquiera lugar, merecen. 

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